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Acción Global de los Pueblos


PEOPLES' GLOBAL ACTION MANIFESTO

No podemos tomar la comunión en los altares de una cultura dominante que confunde valor con precio y convierte a los países y los pueblos en mercancías
Eduardo Galeano
Si solamente vienes a ayudarme, te puedes volver a casa. Pero si consideras mi lucha como parte de la lucha por tu propia supervivencia, entonces quizá podemos trabajar junt@s.
Mujer aborigen

I

Globalización económica, poder y la “carrera al fondo”
Explotación, trabajo y estilos de vida
La opresión de género
Las lucha de los pueblos indígenas por la sobrevivencia.
Grupos étnicos oprimidos
Ataque masivo a la naturaleza y la agricultura
Cultura
Conocimiento y tecnología
Educación y juventud
Militarización
Migración y discriminación

II


I

Vivimos en una época en la que el capital, con el apoyo de agencias internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Mundial y otras instituciones, da forma a las políticas nacionales con el objetivo de fortalecer su control global de la vida política, económica y cultural.
El Capital siempre ha sido global. Su búsqueda sin fronteras de expansión y lucro no reconoce límites. Desde el comercio de esclavos a la colonización imperial de pueblos, tierras y culturas a lo largo y ancho del planeta, la acumulación capitalista siempre se ha alimentado de la sangre y las lágrimas de los pueblos del mundo. Este proceso de destrucción y miseria sólo se ha visto restringido por la resistencia de las bases de las sociedades.

Actualmente, el capital despliega una nueva estrategia para afirmar su poder y neutralizar la resistencia de la gente. Su nombre es globalización económica, y consiste en desmantelar las limitaciones nacionales al comercio y a la libre circulación de capitales.

Los efectos de la globalización se expanden por el tejido de sociedades y comunidades del mundo, absorbiendo a sus pueblos en un gigantesco sistema único, con el objetivo de la extracción de ganancias y el control de la gente y la naturaleza. Palabras como globalización, liberalización y deregulación no son más que el disfraz delas crecientes disparidades en las condiciones de vida de las élites y las masas, tanto en los países privilegiados como en los “periféricos”.

El fenómeno más nuevo y quizá más importante del proceso de globalización, es la emergencia de acuerdos comerciales como instrumentos claves para la acumulación y el control. La OMC es, por lejos, la institución más importante para el desarrollo y la implementación de estos acuerdos comerciales. Se ha transformado en el vehículo preferido por el capital transnacional para poner en práctica su gobierno económico mundial. La Ronda Uruguay expandió ampliamente el espectro del sistema multilateral de comercio, (por ejemplo los acuerdos bajo la égida de la OMC) para que ya no solamente constituya comercio en bienes manufacturados. Los acuerdos de la OMC abarcan ahora también el comercio agrícola, el comercio de servicios, los derechos de propiedad intelectual y las medidas de inversión. Esta expansión tiene efectos muy significativos tanto en asuntos económicos como no económicos. Por ejemplo, el Acuerdo General de Comercio de Servicios, tendrá efectos de largo alcance en las culturas del mundo. Igualmente, los Acuerdos sobre Propiedad Intelectual relacionada al Comercio (TRIPs por su sigla en inglés) y las presiones unilaterales, especialmente sobre los países ricos en biodiversidad, están forzando a estos países ha adoptar nuevas legislaciones que establecen la aplicación de sistemas de propiedad intelectual sobre formas de vida, con consecuencias desastrosas para la biodiversidad y la seguridad alimentaria. El sistema multilateral de comercio, a través de la OMC, tiene un impacto tremendo en la conformación de las políticas nacionales, tanto sociales como económicas, y por lo tanto sobre el espectro posible y la naturaleza de las opciones de desarrollo.

Los acuerdos comerciales también están proliferando a nivel regional. El TLC (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) es el prototipo de acuerdos regionales legalmente vinculantes, que abarca países privilegiados y del tercer mundo, y cuyo modelo se trata de expandir a todas las Américas. APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) es otro modelo que incluye los dos tipos de países, y está siendo usado para forzar nuevos acuerdos en el marco de la OMC. El Tratado de Maastricht es, por supuesto, el ejemplo más importante de acuerdos legalmente vinculantes entre países privilegiados. También han surgido acuerdos regionales entre países del tercer mundo, como ASEAN (Asociación de las Naciones del Sudeste Asiático) SADC (Cooperación para el Desarrollo de Africa del Sur), SAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de los países del Sudeste Asiático) y MERCOSUR (Mercado Común del Sur). Todos estos acuerdos regionales implican la transferencia del poder de decisión desde el nivel nacional a instituciones regionales, que están aún más distantes de la gente, y son aún menos democráticos que los estados-nación.

Como si esto no fuera suficiente, los países privilegiados están promoviendo un nuevo acuerdo: el Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) para ampliar los derechos de los inversores extranjeros mucho más allá de sus posiciones actuales en la mayoría de los países, y para restringir severamente los derechos y poderes de los gobiernos para regular la entrada, establecimiento y operaciones de las empresas e inversores extranjeros. Actualmente es el intento más importante de extender la globalización económica y la “liberalización económica”. El AMI aboliría el poder y el derecho legítimo y soberano de los pueblos a determinar sus propias políticas económicas, sociales y culturales.

Todas estas instituciones y acuerdos comparten los mismos objetivos : proveer movilidad para los bienes, servicios y capitales, aumentar el control del capital transnacional sobre los pueblos y la naturaleza, transferir el poder a instituciones distantes y no democráticas, cerrando las posibilidades de desarrollos basados en las comunidades y en economías autosuficientes, y limitando la libertad de los pueblos de construir sociedades basadas en sus propios valores humanos.


Globalización económica, poder y la “carrera al fondo”

La globalización económica ha dado nacimiento a nuevas formas de acumulación de poder. La acumulación ocurre a escala global, a una velocidad creciente, controlada por empresas e inversores transnacionales. Mientras que el capital se ha vuelto global, las políticas de redistribución siguen siendo responsabilidad de los gobiernos nacionales, que no tienen posibilidades, y en la mayoría de los casos tampoco la voluntad, de actuar contra los intereses del capital transnacional.
Esta asimetría está provocando una redistribución acelerada de poder a nivel global, fortaleciendo lo que usualmente se nombra como “poder corporativo”. En este peculiar sistema político, el capital global determina (con la ayuda de grupos “informales” de cabildeo -lobby- extremadamente influyentes, como el Foro Económico Mundial) el orden del día económico y social a escala global. Estos grupos corporativos de cabildeo, le dan sus instrucciones a los gobiernos en forma de recomendaciones, que los gobiernos siguen, ya que los pocos que se rehusan a obedecer los “consejos” de los grupos de cabildeo de las corporaciones, ven sus divisas atacadas por los especuladores y el alejamiento de los inversores. Los acuerdos comerciales regionales y multilaterales han fortalecido la influencia de los grupos corporativos de cabildeo. Con su ayuda, se están imponiendo políticas neoliberales en todo el mundo.

Estas políticas neoliberales están creando tensiones sociales a nivel global similares a las que se dieron a nivel nacional durante las primeras etapas de la industrialización: mientras que crece el número de billonarios, más y más gente en el mundo se encuentra en un sistema que no les ofrece ningún lugar en la producción ni acceso al consumo. Esta desesperación, combinada con la libre movilidad del capital, provee a los inversores transnacionales con el mejor ambiente imaginable para enfrentar tanto trabajadores como a gobiernos entre sí mismos. El resultado es una “carrera al fondo” en las condiciones sociales y ambientales, y el desmantelamiento de las políticas de redistribución (impuestos progresivos, sistemas de seguridad social, reducción de horas de trabajo, etc). Se crea un círculo vicioso, donde se acrecienta la concentración de la “demanda efectiva” en las manos de las élites transnacionales, mientras más y más gente no puede satisfacer sus necesidades básicas.

Estos procesos de exclusión y acumulación a nivel mundial llevan a un ataque global contra los derechos humanos más elementales, con consecuencias muy visibles : miseria, hambre, falta de vivienda, desempleo, deterioro de las condiciones de salud, no acceso a la tierra, analfabetismo, agudización de las desigualdades de género, crecimiento explosivo del sector “informal” y las economías sumergidas, (particularmente la producción y tráfico de drogas), destrucción de la vida comunitaria, recortes en los derechos sociales, laborales y de servicios, aumento de la violencia en todos los niveles de la sociedad, aceleración de la destrucción ambiental, creciente intolerancia racial, étnica y religiosa, migraciones masivas (por razones económicas, políticas y ambientales), aumento de la represión y el control militar, etc..


Explotación, trabajo y estilos de vida.

La globalización del capital ha llevado, en un grado altamente significativo, a despojar a los trabajadores de su posibilidad de confrontarse o negociar con el capital en un contexto nacional. La mayoría de los sindicatos convencionales (particularmente en los países privilegiados) han aceptado su derrota a manos de la economía global, y renuncian volutariamente a las conquistas ganadas con las lágrimas y la sangre de generaciones de trabajadores. De acuerdo a las exigencias del capital transnacional, han canjeado la solidaridad por la “competitividad internacional”, y los derechos laborales por la “flexibilidad del mercado laboral”. Ahora están activamente promoviendo la introducción de una cláusula “social” en el sistema multilateral de comercio, que les dará a los países privilegiados una herramienta para proteccionismo selectivo, unilateral y neocolonialista, con el efecto de aumentar la pobreza en lugar de atacarla en su raíz.
Los grupos de derecha en los países privilegiados, a menudo acusan de “dumping social”, del aumento del desempleo y el empeoramiento de las condiciones de trabajo a los países del tercer mundo. Dicen que los pueblos del Sur están secuestrando el capital del Norte, con ayuda de mano de obra barata, regulaciones laborales y ambientales débiles o inexistentes y bajos impuestos, y que las exportaciones del Sur están expulsando a los productores del Norte fuera del mercado. Si bien es verdad que ha habido un cierto grado de reasentamientos a países del tercer mundo (concentrado en sectores específicos como el textil y la microelectrónica), las jóvenes adolescentes que sacrifican su salud trabajando por salarios miserables y horas extras no pagas en fábricas de las transnacionales, difícilmente puedan ser culpadas de la debacle social creada por la libertad de movimientos del capital. Además, la mayor parte de los reasentamientos ocurren entre los países ricos, con apenas pequeñas fracciones de las inversiones que van a los países del tercer mundo (e incluso algunas inversiones van al Norte desde países considerados convencionalmente como “subdesarrollados”). Y la amenaza de reasentamiento a otro país rico - el tipo más común de reasentamiento -, es tan efectivo para chantajear a los trabajadores como la amenaza de traslado hacia un país del tercer mundo. Finalmente, la causa principal del desempleo en los países privilegiados, es la introducción de tecnologías de “racionalización”, sobre las cuáles, los pueblos del tercer mundo no tienen ninguna influencia. En resumen, el aumento de la explotación es solamente responsabilidad de los capitalistas, no de los pueblos.

Muchos defensores del “desarrollo” saludan los movimientos de capital delos países privilegiados al tercer mundo como una contribución positiva para el mejoramiento de las condiciones de vida de los pobres, ya que las inversiones extranjeras producirían trabajo y medios de vida. Olvidan que el impacto social positivo de las inversiones extranjeras está limitado por su propia naturaleza, ya que las corporaciones transnacionales solamente mantienen su dinero en países del tercer mundo mientras las políticas de esos países les permitan seguir explotando la miseria y la desesperación de sus poblaciones. El mercado financiero impone fuertes castigos a los países que se atreven a adoptar cualquier tipo de política que pudiera resultar en un aumento de los standards de vida internos, tal como se vio, por ejemplo, en el abrupto fin que se puso a las tímidas políticas de redistribución que intentó Mitterrand en Francia en 1981. También la crisis mexicana de 1994 y las recientes crisis en Asia Oriental, presentadas por los medios masivos como resultado de técnicas de administración deficientes, son buenos ejemplos del impacto de la dominación corporativa que se hace más fuerte cada día tanto en los países privilegiados como en el tercer mundo, condicionando todas y cada una de las políticas sociales y económicas.

Aquellos que creen en los efectos sociales beneficiosos del “libre” mercado, también olvidan que los impactos del capital transnacional no se limitan a la creación de trabajos explotadores. La mayor parte de las inversiones extranjeras directas (dos tercios según cifras de Naciones Unidas) tanto en países privilegiados como del tercer mundo, se compone de corporaciones transnacionales que se apropian de empresas nacionales, resultando generalmente, en la desaparición de empleos. Y las corporaciones transnacionales nunca viene solas con su dinero, también traen sus productos extranjeros al país, logrando expulsar del mercado a un gran número de firmas y agricultores locales, o forzándolos a producir en condiciones aún más inhumanas. Finalmente, la mayor parte de las inversiones extranjeras provocan la explotación insustentable de los recursos naturales, que resulta a su vez en la desposesión irreversible de las formas de vida de diversas comunidades, de pueblos indígenas, campesinos, pequeños agricultores, grupos étnicos, etc..

Rechazamos la idea de que el “libre” comercio crea empleo y aumenta el bienestar, y la suposición de que puede contribuir a aliviar la pobreza. Pero también rechazamos enérgicamente la alternativa derechista de un capitalismo nacional más fuerte, tanto como la alternativa fascista de un estado autoritario que centralice el control que ahora tienen las corporaciones. Nuestra lucha se dirige a recuperar el control de los medios de producción de las manos del capital nacional y transnacional, con el objetivo de crear formas de vida libres, sustentables y controladas por las comunidades, basadas en la solidaridad y en la satisfacción de las necesidades de todas las personas y no en la explotación y la ambición.


La opresión de género

La globalización y las políticas neoliberales se construyen sobre y aumentan las desigualdades, incluyendo la desigualdad de géneros. El sistema de poder basado en los géneros en una economía globalizada, tal como la mayoría de los sistemas tradicionales, promueve la explotación de las mujeres como trabajadoras, como sustento de sus familias, y como objetos sexuales.
Las mujeres son responsables de crear, educar, alimentar, vestir, disciplinar y encaminar a los jóvenes como futura fuerza global de trabajo. Son utilizadas como mano de obra barata y dócil para las formas más explotadoras de empleo, tal como en las maquiladoras de la industria textil y de microelectrónica. Forzadas a salir de sus lugares de origen por la pobreza causada por la globalización, muchas mujeres buscan empleo en países extranjeros, a menudo como inmigrantes ilegales, sujetas a terribles condiciones de trabajo e inseguridad. El comercio mundial del cuerpo de las mujeres se ha transformado en un elemento importante del comercio mundial, e incluye niñas y niños desde los 10 años. Son usadas por la economía mundial a través de diversas formas de explotación y mercantilización.

Se espera que las mujeres solamente sean protagonistas en sus propia casa. Aunque éste nunca ha sido el caso, esta expectativa ha sido usada para negarles su rol en los asuntos públicos. El sistema económico también hace uso de estos roles de género, identificando a las mujeres como la causa de muchos problemas sociales y ambientales. Se denuncia que las mujeres tengan demasiados hijos (en lugar de los ricos consumiendo demasiados recursos) como una de las causas de la crisis ambiental. En forma similar, el hecho de que las mujeres tengan salarios bajos, bajo el supuesto de que la remuneración es solamente una entrada suplementaria a la economía hogareña, es usada para acusarlas por el desempleo masculino y la reducción de esos salarios. Como resultado, las mujeres son usadas como chivos expiatorios, declaradas culpables de crear la misma miseria que las oprime, en lugar de desemascarar al capital global como el culpable de la catástrofe social y ambiental. Esta estigmatización ideológica se agrega a la violencia física que sufren cotidianamente mujeres de todos los rincones del planeta.

El patriarcado y el sistema de géneros se asienta firmemente en la idea de la naturalidad y exclusividad de la heterosexualidad. La mayoría de los sistemas y estructuras sociales rechazan violentamente cualquier otra forma de actividad o expresión sexual, y esta limitación de la libertad es utilizada para perpetuarlos roles de género del patriarcado. La globalización, aunque indirectamente contribuye a la lucha por la liberación sexual y de las mujeres, al introducirlas en sociedades altamente opresivas, también refuerza al patriarcado en su raíz de violencia contra las mujeres, y contra los homosexuales, lesbianas y bisexuales.

La eliminación del patriarcado y el fin de todas las formas de discriminación de género, requiere de un compromiso abierto contra el mercado global. Igualmente, es vital que aquellos que luchan contra contra el capital global, comprendan y rechacen la explotación y la marginalización de las mujeres y que participen en la lucha contra la homofobia. Necesitamos desarrollar nuevas culturas que representen alternativas reales a estas viejas y nuevas formas de opresión.


Las lucha de los pueblos indígenas por la sobrevivencia.

Los pueblos y nacionalidades indígenas tienen una larga historia de resistencia contra la destrucción provocada por el capitalismo. Hoy, están confrontados con el proyecto de globalización neoliberal como un instrumento del capital financiero y transnacional para la neo-colonización y la exterminación. Estos nuevos actores del proceso de globalización están invandiendo violentamente los últimos refugios de los pueblos indígenas, violando sus territorios, hábitats y recursos, destruyendo sus formas de vida y muchas veces perpetrando directamente su genocidio. Los estados-nación permiten y muchas veces promueven activamente estas violaciones, a pesar de su compromiso de respetar los derechos indígenas, reflejados en diversas declaraciones, acuerdos y convenios.
Las corporaciones están robando conocimientos ancestrales y patentándolo para su propia ganancia y lucro. Esto significa que los pueblos indígenas y el resto de la humanidad deberán pagar para acceder al conocimiento, que es así transformado en mercancía. Además, partes del cuerpo de los propios indígenas están siendo patentados por corporaciones transnacionales y por la administración estadounidense, bajo los auspicios del Programa de Diversidad Genética Humana. Nos oponemos al patentamiento de toda forma de vida, incluyendo el genoma humano, y al control monopólico de las semillas, medicinas y sistemas de conocimiento tradicionales.

La lucha de los pueblos indígenas por la defensa de sus territorios (incluyendo el subsuelo) y todas las formas de vida en éstos, está llevando a una represión creciente contra ellos y a la militarización de sus territorios, forzándolos a sacrificar sus vidas o su libertad. Esta lucha continuará hasta que los derechos de los pueblos indígenas a la autonomía territorial sea plenamente respetada en todo el mundo.


Grupos étnicos oprimidos

Las comunidades negras de origen africano en las Américas sufrieron por siglos una explotación violenta e inhumana, así como su aniquilación física. Su mano de obra fue usada como una herramienta fundamental para la acumulación de capital, tanto en las Américas como en Europa. Frente a esta opresión, los afroamericanos han creado procesos de comunidades para la organización y la resistencia cultural. Actualmente estas comunidades negras están sufriendo los efectos de megaproyectos de “desarrollo” en sus territorios y la invasión de sus tierras por grandes terratenientes, que conduce a desplazamientos masivos, a la alienación y miseria cultural, y muchas veces a la represión y a la muerte.
Situaciones similares sufren otros pueblos, tales como los gitanos, los kurdos, los saharaouis, etc. Estos pueblos están forzados a luchar por su derecho a vivir dignamente frente a estados-nación que reprimen sus identidades y su autonomía, y les imponen incorporarse en sociedades homogéneas. Muchos de estos grupos son vistos como amenazas por los poderes dominantes, por el reclamos de su derecho a la diversidad cultural y la autonomía.


Ataque masivo a la naturaleza y la agricultura

La tierra, el agua, los bosques, la vida sivestre y acuática, los recursos minerales, no son mercancías, sino recursos indispensables para la vida. Durante décadas, los poderes que han surgido del dinero y el mercado, han incrementado sus beneficios y su control sobre las políticas y las economías, usurpando estos recursos a costa de las vidas y las culturas de vastas mayorías en todo el mundo. Durante décadas, el Banco Mundial, el FMI y la OMC, actuando junto a las multinacionales y en alianza con los gobiernos nacionales, han facilitado las manipulaciones para apropiarse del medio ambiente. El resultado es la devastación ambiental, el inmanejable y trágico desplazamiento social y el empobrecimiento de la diversidad cultural y biológica, perdida en gran parte su capacidad de regeneración, recuperación y sin compensación para quienes dependen de ella.
Las desigualdades provocadas por el capital nacional y global, tanto dentro de los países como entre ellos, han aumentado profundamente, mientras los ricos siguen expoliando los recursos naturales de las comunidades y de los campesinos, pequeños agricultores, los pescadores, las poblaciones tribales e indígenas, las mujeres, los más desfavorecidos, aplastando a los que ya están siendo pisoteados. La administración centralizada de los recursos impuesta por los acuerdos comerciales y de inversión no deja lugar a la sustentabilidad intergeneracional e intrageneracional. Solamente sirve a los designios de los poderes que han diseñado y ratificado estos acuerdos: la acumulación de poder y riquezas para sí mismos.

Las tecnonlogías insustentables y con grandes necesidades de capital han jugado un papel muy importante en la masacre de la naturaleza y la agricultura. Las tecnologías de la Revolución Verde, han causado una debacle ambiental y social en todas partes donde han sido aplicadas, creando exclusión y hambre en lugar de eliminarlas. Ahora, han surgido las nuevas biotecnologías y las patentes sobre la vida, como una de las armas más poderosas y peligrosas de las corporaciones para controlar los sistemas alimentarios en todo el mundo. La ingeniería genética y las patentes sobre la vida deben ser resistidas, ya que el potencial de los impactos sociales y ambientales es el más alto de la historia de la humanidad.

Luchando contra el paradigma capitalista global, los no privilegiados y privilegiadas de todo el mundo trabajamos por la regeneración de nuestra herencia natural y la reconstrucción de comunidades integradas e igualitarias. Tenemos la visión de una economía y política descentralizadas, basada en los derechos de las comunidades al uso sustentable de los recursos naturales y a planificar nuestro propio desarrollo, con igualdad y autosuficiencia como valores básicos. En vez de prioridades distorsionadas impuestas a través de diseños globales en sectores tales como transporte, infraestructura y energía, y tecnologías con uso intensivo de energía, afirmamos nuestro derecho a vivir satisfaciendo las necesidades básicas de todos y todas, eliminando la ambición de la minoría consumista. Respetando los conocimientos tradicionales y las culturas acordes con los valores de igualdad, justicia y sostenibilidad, nos comprometemos a desarrollar formas creativas para usar y distribuir con justicia nuestros recursos naturales.


Cultura

Otro aspecto importante de la globalización, tal como está orquestada por la OMC y otras agencias internacionales, es la transformación de la cultura en mercancía y su comercialización, la apropiación de la diversidad para cooptarla e integrarla en el proceso de acumulación capitalista. Este proceso de homogeneización por parte delos medios masivos de comunicación, no sólo contribuye al quiebre de las redes sociales y culturales de las comunidades locales, sino también destruye la esencia y el significado de la cultura.
La diversidad cultural no sólo tiene un valor inconmensurable por sí misma, como reflejo de la creatividad y el potencial humano, también constituye una herramienta fundamental para la resistencia y la autoconfianza. Por esto mismo, ya desde el colonialismo, la homogeneización cultural ha sido una de las herramientas más importantes para el control centralizado. En el pasado, la eliminación de la diversidad cultural fue fundamentalmente realizada por la Iglesia y por la imposición de los lenguajes de los colonizadores. Hoy, los medios masivos y la cultura consumista de las corporaciones son los principales agentes de la mercantilización y homogeneización de la diversidad cultural. Los resultados de este proceso no son sólo una pérdida fundamental de la herencia de la humanidad, también se ha creado una alarmante dependencia de la cultura capitalista de consumo masivo, una dependencia que es mucho más profunda en su naturaleza y mucho más dura de eliminar que la dependencia política o económica.

El control sobre la cultura debe ser arrancado de las manos de las corporaciones y reclamado por las comunidades para sí. Autoconfianza, autosuficiencia y libertad sólo son posibles sobre las bases de una diversidad cultural viva que haga posible a los pueblos determinar independientemente todos y cada uno de los aspectos de su vida. Estamos profundamente comprometid@s a la liberación cultural en todas las áreas de la vida, desde la comida a las películas, desde la música a los medios de comunicación. Vamos a contribuir con nuestra acción directa al desmantelamiento de la cultura corporativa y a la refundación de espacios para la creatividad genuina.


Conocimiento y tecnología

La ciencia y la tecnología no son neutrales ni están exentas de valores. La dominación del capital se basa en parte en el control de ambas. La ciencia y la tecnología occidentales han hecho aportes muy importantes a la humanidad, pero su dominio ha aplastado muy diversos y valiosos sistemas de conocimiento y tecnologías basadas en siglos de experimentación.
La ciencia occidental se caracteriza por la producción de modelos simplificados de la realidad, con propósitos de aplicación fragmentaria. Por eso, el método científico reduccionista tiene una capacidad extremadamente limitada de producir conocimiento útil sobre sistemas complejos y caóticos como, por ejemplo, la agricultura. Los sistemas de conocimiento y los métodos de producción de conocimiento tradicionales son mucho más efectivos, ya que están basados en generaciones de observaciones directas y de interacciones con sistemas complejos no simplificados. Por esta razón, las tecnologías basadas en la “ciencia” y en el uso intensivo de capital, invariablemente fracasan en lograr sus objetivos en sistemas complejos, y muchas veces provocan desequilibrios en estos sistemas, tal como las tecnologías de la Revolución Verde, las tecnologías modernas de represas hidraúlicas y muchos otros ejemplos.

A pesar de sus muchos fracasos, las tecnologías de uso intensivo de capital son sistemáticamente tratadas como superiores a las tecnologías tradicionales, éstas últimas muchas veces de uso intensivo de trabajo. Esta discriminación ideológica resulta en desempleo, endeudamientos, y lo más importante, en la pérdida de un cuerpo invalorable de conocimientos y tecnologías acumuladas durante siglos. El conocimiento tradicional, muchas veces manejado por mujeres, ha sido hasta hace poco tiempo rechazado como “superstición” y “brujería” por los académicos y científicos occidentales, mayoritariamente masculinos. Su “racionalismo” y “modernización” ha tratado por siglos de destruirlo irreversiblemente. Sin embargo, la industria corporativa farmacéutica y agrícola, ha descubierto recientemente el valor y el potencial del conocimiento tradicional y lo está robando, patentando y mercantilizando para su propio lucro.
La tecnología de uso intensivo de capital, ha sido diseñada, promovida, comercializada e impuesta para servir al proceso de la globalización del capital. Como el uso de tecnologías tiene una influencia muy importante en la vida social e individual, la gente debería tener la posibilidad de libre elección, el acceso y control sobre las tecnologías. Solamente las tecnologías que pueden ser administradas, operadas y controladas por la gente desde lo local, deberían ser consideradas válidas. También el control de las formas en que se produce y se diseña tecnología, y sus alcances y finalidades, deberían estar inspirados en los principios éticos de solidaridad, cooperación mutua y sentido común. Actualmente, los principios subyacentes a la producción de tecnología son exactamente lo contrario: lucro, competencia, y la producción deliberada de obsolescencia. El proceso de empoderamiento pasa a través del control de la gente del uso y la producción de tecnología.


Educación y juventud

El contenido de los sistemas educativos actuales está más y más condicionado a las demandas de producción dictadas por las multinacionales. Los intereses y requerimientos de la globalización económica llevan a una creciente mercantilización de la educación. La disminución de los presupuestos públicos promueve el desarrollo de la educación privada y las condiciones laborales del gremio de trabajadores de la educación pública están siendo erosionados a causa de los Programas de Ajuste Estructural. Cada vez más, aprender se convierte en un proceso que aumenta las desigualdades en las sociedades. Aún los sistemas de educación pública, y sobre todo las universidades, se hacen inaccesibles para amplios sectores dela sociedad. El aprendizaje de humanidades (historia, filosofía, etc) y el desarrollo de un pensamiento crítico está siendo desmantelado por una educación al servicio de los intereses del proceso de globalización, en el que predominan los valores de la competitividad. Los estudiantes pasan más tiempo en aprender como competir entre ellos que en desarrollar su propio crecimiento personal, su capacidad crítica y su potencial para transformar la sociedad.
La eduación en tanto que herramienta para el cambio social requiere educadores críticos y acádemicos con capacidad de confrontación, en todos los sistemas educativos. La educación basada en la comunidad puede provocar procesos de aprendizaje junto a los movimientos sociales. El derecho a la información es esencial para el trabajo de los movimientos sociales. El acceso restringido y desigual al aprendizaje de idiomas, en particular para las mujeres, impide la participación política. La construcción de estas herramientas es una forma de reforzar y reconstuir valores humanos, aunque la educación formal está siendo mercantilizada como vehículo para llegar al mercado global. Esto se lleva a cabo a través de las inversiones de las multinacionales en la investigación y por la promoción de conocimientos orientados hacia las capacitaciones requeridas en el mercado. La dominación de los medios de comunicación masivos debería ser disuelta, y el derecho a reproducir nuestros propios conocimientos y culturas debería ser reconocido y apoyado.

Sin embargo, para muchos niños y niñas en el mundo, la mercantilización de la educación no llega a ser ni tema, ya que ellos mismos están siendo mercantilizados como mano de obra explotada y como objetos sexuales, sufriendo además niveles inhumanos de violencia. La globalización económica es la raíz de la pesadilla cotidiana de un número creciente de niñas y niños explotados. Sus destinos muestran las consecuencias más horribles de la miseria generada por el mercado global.


Militarización

La globalización está agravando crisis complejas y crecientes, que aumentan las tensiones y conflictos. La necesidad de lidiar con este desorden creciente está intensificando la militarización y la represión (más policía, detenciones, cárceles, prisioneros) en nuestras sociedades. Las instituciones militares como la OTAN -dominada por EE.UU-, que organizan a otros poderes del Norte, están entre los principales instrumentos que mantienen este orden mundial desigual e injusto. El servicio militar obligatorio en muchos países trata de indoctrinar a los jóvenes a justificar el militarismo. Igualmente, los medios masivos y la cultura corporativa glorifica lo militar y exalta el uso de la violencia. Bajo las fachadas de estructuras democráticas, se está dando un aumento de la militarización de los estados, que en muchos casos se vale de grupos paramilitares sin rostro para aplicar y defender los intereses del capital.

Al mismo tiempo, el complejo industrial-militar, uno de los pilares fundamentales del sistema económico global, es controlado por enormes corporaciones. La OMC, formalmente deja los asuntos de la defensa a los estados, pero el sector militar de hecho es una parte fundamental del campo de búsqueda de lucro privado.

La AGP hace un llamando por el desmantelamiento de las armas nucleares y todas las armas de destrucción masiva. La Corte Mundial de La Haya ha declarado recientemente que las armas nucleares violan el derecho internacional, y ha pedido a todos los países con armas nucleares que las desmantelen. Esto significa que la estrategia dela OTAN, basada en el posible uso de armas nucleares, supone un crimen contra la humanidad.


Migración y discriminación

El régimen neoliberal provee libertad de movimientos al capital, pero le niega libertad de movimientos a los seres humanos. Las barreras legales a la migración son reforzadas constantemente, al mismo tiempo que la destrucción masiva de formas de vida y la concentración de la riqueza en los países privilegiados desarraigan a millones de personas, forzándolos a buscar empleo lejos de sus hogares.

Los migrantes están, por esa razón, en una situación cada vez más precaria y a menudo ilegal, conviertiéndose en blanco fácil delos explotadores. Se convierten así en chivos expiatorios, a quienes las derechas políticas utilizan, para canalizar las frustraciones delas poblaciones locales. La solidaridad con los migrantes es hoy más importante que nunca. No hay humanos ilegales, solamente hay leyes inhumanas.
El racismo, la xenofobia, el sistema de castas y la intolerancia religiosa son usadas para dividirnos, y deben ser resistidos desde todos los frentes. Celebramos la diversidad de culturas y comunidades, y no ponemos a nadie por arriba de otro u otra.

*   *   *

La OMC, el FMI, el Banco Mundial, y otras instituciones que promueven la globalización y la liberalización, quieren hacernos creer en los efectos beneficiosos de la competencia global. Sus acuerdos y políticas constituyen violaciones directas a los derechos humanos básicos (incluyendo los derechos civiles, políticos, económicos, culturales y laborales), que establecen los códigos de leyes internacionales y de muchas constituciones a nivel nacional, y en las concepciones más básicas de la gente sobre la dignidad humana. Hemos visto suficiente de estas políticas inhumanas. Rechazamos los principios de competencia y competitividad como solución para los problemas de los pueblos. Sólo han llevado a la destrucción de los pequeños productores y de las economías locales. El neo-liberalismo es el verdadero enemigo de la liberación económica.


II

El capitalismo intenta cortar el hilo de resistencia que durante siglos ha ido logrando conquistas en los contextos nacionales. Conserva vivos los estados-nación solamente para que cumplan su rol de control y represión de la gente, mientras crea un nuevo sistema regulatorio transnacional que facilite sus operaciones globales. No podemos enfrentarnos al capitalismo transnacional con las mismas armas que tradicionalmente usamos en el contexto nacional. En este nuevo mundo globalizado, necesitamos inventar nuevas formas de lucha y solidaridad, nuevas metas y estrategias en nuestro trabajo político. Necesitamos unir esfuerzos para crear espacios, a escala humana, de cooperación, igualdad, dignidad, justicia y libertad, al tiempo que atacamos al capital nacional y transnacional, y a los acuerdos e instituciones que crean para consolidar su poder.

Hay muchas y diversas formas de resistencia al capitalismo global y sus consecuencias. A nivel individual, necesitamos cambiar nuestra vida cotidiana, liberándonos de las leyes del mercado y la búsqueda de lucro. A nivel colectivo, necesitamos desarrollar formas de organización a a diferentes niveles, reconociendo que no hay una única forma de resolver los problemas que enfrentamos. Nuestras organizaciones deberán ser independientes de los poderes estatales y de los poderes económicos y basadas en la democracia directa. Estas nuevas formas de organización autónoma deberían surgir y estar arraigadas en las comunidades locales, al tiempo que practicar la solidaridad internacional, creando puentes que conecten los diferentes sectores sociales, pueblos y organizaciones que ya están combatiendo la globalización a lo largo y ancho del planeta.

Estas herramientas de coordinación y empoderamiento brindan espacios para poner en práctica una gran diversidad de estrategias locales y de pequeña escala, desarrolladas por los pueblos en todo el mundo a través de las décadas, en la búsqueda de defender sus comunidades, barrios o colectivos del mercado global. Los vínculos directos y solidarios entre productores y consumidores tanto en áreas rurales como urbanas, las monedas locales, los sistemas de créditos sin intereses, y otros instrumentos similares, son los ladrillos de la creación de economías locales, sustentables y autosuficientes, basadas en la cooperación y la solidaridad, y no en la competencia y el lucro. Mientras el casino finaciero global gira a una velocidad creciente hacia la desintegración y el quiebre económico, nosotros, los pueblos, reconstruiremos formas de vida sustentables. Nuestros medios e inspiración emanan del conocimiento y las tecnologías tradicionales de los pueblos, de las casas y campos ocupados, de una fuerte y diversa vida cultural y una clara determinación a la desobediencia activa y a no respetar los tratados e instituciones que son las raíces de la miseria.

En el contexto de que los gobiernos de todo el mundo actúan como criaturas y herramientas del poder capitalista, implementando políticas neo-liberales sin ningún debate entre sus propias poblaciones y muchas veces tampoco entre sus representantes electos, la única alternativa que queda a los pueblos es destruir esos acuerdos comerciales y restaurar para sí mismos una vida con democracia directa, libre de coerciones, dominación y explotación. La acción directa democrática, que lleva en sí misma la esencia de la desobediencia civil no violenta a los sistemas injustos, es entonces, el único camino posible para parar los embates de los poderes corporativos y estatales. También tiene el elemento esencial de la inmediatez. No juzgamos, sin embargo, a los que usan otras formas de acción de resistencia, frente a determinadas circunstancias.

Se ha vuelto urgente la necesidad de coordinar acciones para desmantelar el sistema ilegítimo de gobierno mundial que combina el poder transnacional, los estados nación, las instituciones financieras internacionales y los acuerdos comerciales. Solamente una alianza global de movimientos populares, que respete la autonomía y facilite la resistencia orientada a la acción, puede derrotar a este monstruo globalizado emergente. Si el empobrecimiento delas pueblos es la agenda del neoliberalismo, el empoderamiento de los pueblos, a través de la acción directa constructiva y la desobediencia civil, es el programa de la Acción Global de los Pueblos contra el “libre comercio” y la OMC.

Afirmamos nuestra voluntad de luchar como pueblos contra todas las formas de opresión. Pero no sólo combatiremos los males que se nos han impuesto. Junt@s estamos dando forma a la visión de un mundo justo, y ya comenzamos a construir la verdadera prosperidad, que emerge del empoderamiento humano, la consideración respestuosa de la naturaleza, la diversidad, la dignidad y la libertad.

Ginebra, febrero-marzo 1998


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Les périphériques vous parlent, última actualización el 3 de julio de 03 por TMTM

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